viernes, 27 de diciembre de 2013

El fin

Por cosas de fin de año y vacaciones no he podido escribir ni publicar cuentos o poemas. Pero el hecho que no haya escrito no significa que haya dejado de soñar o llorar, sigo viviendo. Aún me acuesto soñando el porvenir, y aún en la noche el pasado me arrastra en medio de la oscuridad, me sienta afuera de la casa a mirar las estrellas y me entrega las memorias de los ausentes, se sienta a mi lado, me besa, me abraza, me escupe, me vuelve a humillar y me acorrala en la esquina de mi consciencia, todavía lo miro a los ojos enjugados de lágrimas rogandole que me deje ir sin siquiera darme cuenta que soy yo quien me aferró a él, lo tengo atado a mi espalda con temor, pues no creo que los tiempos que vengan puedan ser mejores que los que pasaron.

En estas fechas me gustaría hacer una tregua con mi pasado, dejarlo ir por un rato para poder disfrutar de este hermoso presente que la vida me ha otorgado, alzar la mirada a un prometedor futuro, entender que lo que una vez estuvo tan vivo hoy esta muerto, que aquellos que me hicieron tan felices hoy ya no están, y seguir con el largo camino que tengo por delante....

Sin más que decir les deseo a todos feliz año nuevo. Déjense sorprender por el destino, y aprendan a ser felices, pues la felicidad no es una meta es un camino.
Happy new year 2014!!!
Lola

viernes, 20 de diciembre de 2013

Ruinas de amor

Tuve una vez un gran amor que derribó mi casa, agrietó mis puentes y me hizo perder el equilibrio.
Después vinieron las réplicas: amoríos de baja intensidad que ni siquiera me hicieron temblar.
En cuanto al gran amor, ay mísero de mí, todavía respira debajo de las ruinas.

Óscar Hahn

martes, 17 de diciembre de 2013

Su amor no era sencillo

Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia.  Era solo por eso que fornicaban en los umbrales.

Mario Benedetti

El otro yo

Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando. Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.

El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.

Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo qué hacer, pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Se esfumaron los recuerdos por la ventana, ya no recuerdo tu voz, ni tu aroma, no el roce de tus labios...todo se ha ido desvaneciendo, pero la manera en que me sentía en aquel entonces aún me sorprende de vez en cuando, caminando, pensando o trabajando, una picada en el pecho me estremece y me trae tu memoria, aún cuando yo ya no la quiero...

sábado, 14 de diciembre de 2013

Necesito de alguien

Necesito de alguien, que me mire a los ojos cuándo hablo.

Que escuche mis tristezas y desiertos con paciencia y aún cuándo no comprenda, respete mis sentimientos.

Necesito de alguien, que venga a luchar a mi lado sin ser llamado.

Alguien lo suficientemente amigo, cómo para decirme las verdades que no quiero oír, aún sabiendo que puedo irritarme.

Por eso, en este mundo de indiferentes, necesito de alguien que crea en esa cosa misteriosa, desacreditada y casi imposible: ¡ LA AMISTAD !

Te quiero

Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia

Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

viernes, 13 de diciembre de 2013

Me doy cuenta de que me faltas

Me doy cuenta de que me faltas
y de que te busco entre las gentes, en el ruido,
pero todo es inútil.

Cuando me quedo solo
me quedo más solo
solo por todas partes y por ti y por mí.

No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.
Hasta que me duermo
y no estás y no has llegado
y me quedo dormido
y terriblemente cansado
preguntando.

Amor, todos los días.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí empezar de nuevo.

Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
en mi garganta como moscas en un frasco.

Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,
todo es pesadumbre.

Jaime Sabines

miércoles, 11 de diciembre de 2013

A love story...Last teardrop.

Eramos tan parecidos y tan diferentes, el con esa necesidad de tranquilidad constante, yo con la necesidad de emoción constante; una relación pacifica y pasiva no es lo mio, una montaña rusa no era lo suyo. Vivíamos en discusión, lo que nos unió al principio terminó irritándonos mutuamente, al final solo se escucharon gritos, se divisaron lágrimas y en medio del bullicio, un sollozo, a pesar de haberlo deseado, al escuchar su decisión final, mi alma se convirtió en ruinas y me destrozó, me mató o eso creyó el, y yo también así lo creí, pues no veía aún la salida, creía que la agonía me duraría toda la vida, que realmente podría morirme, solo quería cerrar los ojos y no volver a despertar, a menos que lo tuviera a mi lado.

Fueron noches enteras llorando, no lo escondo, porque estoy orgullosa de quien soy, sé que amo con locura, sé que entregó todo cuando deposito mi confianza, así soy yo, la experiencia me transformará con el tiempo, pero en ese momento, solo quería desvanecer, ni siquiera tenía apetito, y eso en mi, es realmente raro, creía que eso era todo, que no había mas historia de ahí en adelante. Seguimos hablando durante semanas, el era frío y ya no le importaba mi existencia (como si alguna vez le hubiera importado), pues ahora contando la historia, me doy cuenta que era lo lógico, el no quería más mi presencia en su vida.

Nostalgia

De qué se nutre la nostalgia?
Uno evoca dulzuras
cielos atormentados
tormentas celestiales
escándalos sin ruido
paciencias estiradas
árboles en el viento
oprobios prescindibles
bellezas del mercado
cánticos y alborotos
lloviznas como pena
escopetas de sueño
perdones bien ganados
pero con esos mínimos
no se arma la nostalgia
son meros simulacros
la válida la única
nostalgia es de tu piel

Mario Benedetti

lunes, 9 de diciembre de 2013

A love story... Part 2

Hubo noches donde tenía su cuerpo encima mío, y no lograba conectarme, lo intenté, pero casi siempre lo sentía lejano, estuvimos en el constante intento de unirnos emocionalmente, de vibrar nuestros cuerpos y nuestras almas; tuvimos siempre una gran atracción, pero como bien se sabe, la mujer necesita un afecto y una emoción para lograr una gran conexión, por lo que aunque intente convencerme, sé que siempre me sentí incompleta y triste, sola y rechazada; pero quería quererlo y ponerlo por encima mio, me obligué a amar, porque quien no conoce el amor no sabe lo que es vivir, o eso dicen todos, me obligué a perder mi dignidad, me obligué a sufrir porque creía quererle, pensaba que sin el la vida ya no era, me obligué a sentir un vacío inexistente después de su partida, sabiendo en lo más profundo de mi ser que el no había hecho la diferencia, era igual a todos a quienes yo había amado, y me había hecho aún más daño de lo que yo quería creer.

Abrió mis ojos a lo desconocido, me hizo ver aquello que mis ojos no veían, y me sentía plena en medio del dolor, quería estar bien, porque era lo que había pedido por tanto tiempo, y lo aproveché, vivimos esos momentos irrepetibles, esos recuerdos que aún me llenan; aún recuerdo el latir de su corazón, el roce de sus dedos sobre mi piel, su aroma y su misma vida, aún lo recuerdo como si fuera ayer, ese caminar particular, esa mirada vacía, la textura de su espalda, el sabor de su piel, el olor que de su sexo emanaba, todo, aún lo recuerdo, y cuando pienso en el ser que ahora es, un completo desconocido, me doy cuenta que al que quiero es al que era en aquel entonces, ese personaje que me alzaba en medio del baile, me abrazaba, me hacia reír, ese hombre que aún amo, pero ese murió y con el mis sentimientos.

No creas que te he olvidado

Aún recuerdo tu aroma y tus caricias
tus besos y tus sonrisas
aún me pierdo en tu mirada vacía
ahora disfruto tu ausencia baldía

No olvido el momento
aquel decisivo momento
perdida en mi mundo
me encontré con el tuyo

No supe que hacer
ni como expresar
lo que sentí ese día
en lo profundo de mi ser

Momento como aquel,
en el que te conocí,
disfrutando por fin
de un pequeño atardecer

Disfruté de encontrarme con tus ojos
y perderme en tu iris
no dude ni un segundo
que eras tú a quien yo amaría

jueves, 5 de diciembre de 2013

A love story... Part 1

Era imposible que esta historia se quedará sin contar, al menos desde mi perspectiva, era imposible, que no escribiera a cerca de el, de ese hombre que llegó a alborotar mi mundo, y a cambiar mi punto de vista del amor, aunque tengo que ser realista, puede que ni siquiera haya sido amor, puede que haya sido un simple capricho, una historia más que contarme a mi misma, cuando no vea manera de salir adelante, porque sabré que el es lo mejor que me ha pasado, y al mismo tiempo mi mayor debilidad. El entró sin preguntar en mi corazón, pues tenía las defensas bajas, se aprovechó de lo poco que tenía, llegó con sus ojos cafés, su espalda morena y ancha, su linda sonrisa, sus chistes malos que me hacían reír a carcajadas, como no hacerlo, tendría que estar cuerda para no enamorarme de el.

De pocos ha sido el mejor, esa premonición de sentir su caos, esa adicción que la ves venir, y aún así no te detienes, te lanzas de entero, como si encontrando el fondo llegaras a vivir. Así estaba, asustada, pero sin pensarlo mucho di el paso, me lance a amarlo, me lance con todas las fuerzas de mi corazón, con la esperanza de que me correspondiera. Me aproximé al abismo ,me lancé al vacío, abrí los brazos y agité mi alma esperando que la vida me devolviera tanto sufrimiento, que por primera vez en la vida pudiera dormir tranquila y despertar feliz.

Fue un amor enfermizo, de esos que te exprimen y te dejan seco, fue el todo sobre la nada, era un sentimiento de desolación. Si, es cierto, consiguió llenar este vacío que toda la vida me ha acompañado, logró por momentos hacerme sentir amada, pero desde un principio yo sabía quien era el, sabía que no podía esperar más de lo que el me iba a dar, tenía ese presentimiento en lo mas hondo del alma que no era feliz a su lado, era una felicidad artificial, porque vivía constantemente pensando en el final, y con el temor de cuando el se alejaría y me dejara tirada. Aún así me entregué, aún así, aunque quiera negarlo, lo amé y me quise perder, quería morir de amor, quería destrozar mi alma con el arma mas letal, el amor.

To be continued...

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Solo para ti...

De que sirve tanto amor si finalmente todo se acaba... de que sirve haber entregado todo cuando a quien se lo entregaste sólo te entrega dolor?

Tanto cariño profesado se lo llevo el viento o que carajos!? Sé que tengo que seguir adelante pero es tan dura esa maldita indiferencia...

Me he encontrado recorriendo los lugares testigos de tanto cariño, y se que mi subconsciente te busca en medio del bullicio de esta ciudad, en cualquier parte volteo a mirar y espero encontrar tu mirada, esa que me derretía, espero encontrarte en cualquier parte para abrazarte de la nada y besarte sin haberte yo buscado. Me he encontrado recorriendo los lugares donde espero encontrarte de manera casual, estoy deseando que el destino nos vuelva a unir.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Ella

Yo conozco una mujer: el silencio,
El cansancio amargo de las palabras,
Vive en el centelleo furtivo
De sus pupilas dilatadas.

Su alma ansiosa está abierta
A la música metálica del verso.
Ante la vida lejana y placentera
Es sorda y altiva.

Sus pasos son extraños,
Lentos e inaudibles,
No se puede decir que sea bella
Pero en ella encuentro mi felicidad.

jueves, 28 de noviembre de 2013

La enamorada

ante la lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra Alejandra no lo niegues.

hoy te miraste en el espejo
y te fuiste triste estabas sola
y la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!

Alejandra Pizarnik

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Aprendiendo

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma.

Y uno aprende que el AMOR no significa acostarse.

Y que una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender ....

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes ... y los futuros tienen su forma de caerse por la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que, si es demasiado, hasta el calor del sol puede quemar.

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno es realmente fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende ... y así cada día.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien, porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás con una persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo aprendes que los verdaderos amigos son contados y que quien no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de falsas amistades.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en momentos de ira siguen hiriendo durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es atributo sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, es muy probable que la amistad jamás sea igual.

Con el tiempo te das cuenta que aun siendo feliz con tus amigos, lloras por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá multiplicadas las mismas humillaciones o desprecios.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el sendero del mañana no existe.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas y forzarlas a que pasen, ocasiona que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás a los que se marcharon.

Con el tiempo aprenderás a perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, pues ante una tumba ya no tiene sentido.

Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo...
Jorge Luis Borges

martes, 26 de noviembre de 2013

Homenaje a Facundo Cabral

No estás deprimido, estás distraído. Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea, delfines, bosques, mares, montañas, ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay 5,600 millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco…… algo fundamental para vivir.

No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los 90, sólo por citar dos casos conocidos.

No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas… te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones. No perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.

Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.

Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida.

Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición. Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio.

Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó matar a seis millones de hermanos judíos. Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el Pisco peruano, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.

Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)…y si le ganas, serás más humilde, más agradecido… por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.

No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes: te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor.

Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?.

Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él.

Si El tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella.

El te manda flores cada primavera.

El te manda un amanecer cada mañana.

Cada vez que tú quieres hablar, El te escucha.

El puede vivir en cualquier parte del universo, pero El escogió Tu corazón.

Enfréntalo, amigo -El está loco por ti!.

Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza, sol sin lluvia, pero El si prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas, y luz para el camino.

“Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y un razones por las cuales sonreír”.

Facundo Cabral

Y sigo pensando en ti...

Siento que tengo un hueco en el pecho, me falta el aire, me ahogo en suspiros que no me llegan, me gustaría saber como estas, si me piensas, si me extrañas, si una parte de ti, así sea mínima aun tiene un recuerdo de mi, si es que fui tan poco importante en tu vida que no te mueres por hablarme, duramos 8 meses hablándonos todos los días, y no me extrañas, es difícil saber eso, es un desgarramiento feo del alma, es soltar algo a lo que te aferraste con todas tus fuerzas. Es encontrar una parte de tu vida, un momento irrepetible y que no volverá a darse, es ese primer amor que te marca toda la existencia, como arrancarlo de raíz, como devolver el tiempo y poder mirarte de nuevo a los ojos y perderme en esa utopía de felicidad, en ese momento de tranquilidad, de paz....

Te extraño como no pensé extrañar a alguien, es hacer un esfuerzo sobre humano por no llamarte, es rasgar las paredes por no escribirte, es sentir el impulso de buscarte y perderlo al recordar que no quieres saber de mi, que te has desentendido por completo de mi existencia.Que difícil ha sido este proceso, porque ha sido un proceso, y bastante lento, aunque realmente creo que no he avanzado mucho, al menos ya solo lloro una vez al día, no te pienso por minutos, han sido pasos de bebé, he recaído y he vuelto a leer nuestras conversaciones en un entonces donde no sabíamos hasta donde llegaría esta relación, te he vuelto a buscar aún sabiendo que no quieres siquiera ver mi rostro...

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Tandy

Vivió hasta la edad de siete años en una casa vieja, sin pintar, junto a un camino abandonado que arrancaba de Trunion Pike. Su padre no se ocupaba apenas de ella, y su madre había fallecido. Su padre se pasaba el tiempo discutiendo y discurriendo sobre religión. Afirmaba que él era un agnóstico; y de tal manera vivía absorto en la empresa de echar abajo las ideas que acerca de Dios se habían deslizado en el cerebro de sus convecinos, que no alcanzó a ver cómo se manifestaba Dios en aquella niñita que vivía tan pronto en un sitio como en otro, casi olvidada, gracias a la bondad de los parientes de su fallecida madre.

Llegó a Winesburgo un forastero que vio en la niña lo que no había visto su padre. Era un joven de elevada estatura, de pelo rojizo, que casi siempre estaba borracho. A veces solía sentarse en una silla delante de la New Willard House, con el padre de la niña, Tom Hard. Este hablaba, sosteniendo que no era posible la existencia de Dios; el extranjero lo oía sonriendo y guiñaba el ojo a los que estaban cerca de ellos. Se hicieron grandes amigos, él y Tom, y solían estar juntos muy a menudo.

El forastero era hijo de un rico negociante de Cleveland y había venido a Winesburgo con una finalidad. Quería curarse del hábito de la bebida, y pensó que tendría mayores probabilidades de luchar con aquel vicio que estaba aniquilándolo si ponía tierra de por medio entre él y sus amigos de la ciudad y se iba a vivir en un pueblo del campo.

Su estancia en Winesburgo no fue precisamente un éxito. La monotonía con que transcurrían las horas lo llevó a darse con más ahínco que nunca a la bebida. Pero acertó en una cosa. Puso a la hija de Tom Hard un nombre que encerraba un gran sentido.

Una tarde venía el forastero haciendo eses por la calle principal del pueblo, todavía con la resaca de una copiosa borrachera. Tom Hard estaba sentado en una silla, delante de la New Willard House, y tenía encima de las rodillas a su hijita, de cinco años entonces.

Sentado en el andén de madera, se hallaba a su lado George Willard. El forastero se dejó caer junto a él en una silla. Todo su cuerpo tiritaba; y cuando habló, su voz era temblorosa.

Era la hora del crepúsculo y la oscuridad se cernía sobre la población y sobre la línea del ferrocarril que pasaba frente al hotel, al pie de un pequeño declive. A lo lejos, hacia el oeste, resonaba el prolongado silbido de la locomotora de un tren de pasajeros. Un perro, que había estado durmiendo en mitad de la carretera, se levantó y empezó a ladrar. El forastero se puso a charlar sin ton ni son e hizo una profecía acerca de la niña que el agnóstico tenía en brazos.

-Vine a este pueblo para apartarme de la bebida -dijo, y las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas. No miraba a Tom Hard, sino que inclinaba el busto hacia adelante, con la mirada perdida en la oscuridad, como si estuviese viendo una visión-. Huí al campo para curarme, pero ha sido inútil. Les diré por qué.

martes, 19 de noviembre de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. La canción desesperada.

Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio !
Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!
Hice retroceder la muralla de sombra.
anduve más allá del deseo y del acto.
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en el cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado.

Pablo Neruda

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 20.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda

viernes, 15 de noviembre de 2013

Capítulo VIII: Los primeros sorbos de café.

Admito que, en algún momento, amar se convirtió en uno de mis más grandes temores; permití ser lastimada al grado de enajenarme casi por completo. Hice lo posible por alejarme de toda aquella persona que me inspirara algo de romanticismo y atracción. De a poco, me fui convirtiendo en un ser reprimido, que argumentaba no tener la capacidad de amar y se pretextaba con el hedonismo.

Lunas y soles pasaron así, mientras me acompañaba de café y licor. Entonces, cuando menos lo esperaba, apareció una persona cuya energía vibraba varios grados por encima de la mía. Se acercó cuando más me alejaba y esperaba con paciencia a que regresara. Me daba la bienvenida con café y sonrisas, iluminando mi alma oscura y vacía. No había reproches, no esperaba nada a cambio.

Y así fui cayendo, sin notarlo del todo, en manos de mi miedo. Cuando fui plenamente consciente de ello, se lo comenté. Él calló por segundos - que para mi fueron eternos - y me dijo: 

"El amor es un constante ir y venir de alegrías y dolores. Es como vivir; vives aun sabiendo que vas a morir, pero eso no te detiene de salir, de disfrutar, porque esa idea no domina tu pensamiento. Lamentablemente, muchas personas no tienen ese nivel de consciencia en cuanto al amor y viven así. Escondiéndose - de cierto modo - pretextándose con alguna mala experiencia."

Volvió a callar y me miró.

Odio desde la otra vida

Fernando sentía la incomodidad de la mirada del árabe, que, sentado a sus espaldas a una mesa de esterilla en el otro extremo de la terraza, no apartaba posiblemente la mirada de su nuca. Sin poderse contener se levantó, y, a riesgo de pasar por un demente a los ojos del otro, se detuvo frente a la mesa del marroquí y le dijo:
-Yo no lo conozco a usted. ¿Por qué me está mirando?

El árabe se puso de pie y, después de saludarlo ritualmente, le dijo:

-Señor, usted perdonará. Me he especializado en ciencias ocultas y soy un hombre sumamente sensible. Cuando yo estaba mirándole la espalda era que estaba viendo sobre su cabeza una gran nube roja. Era el Crimen. Usted en esos momentos estaba pensando en matar a su novia.

Lo que le decía el desconocido era cierto: Fernando había estado pensando en matar a su novia. El moro vio cómo el asombro se pintaba en el rostro de Fernando y le dijo:

-Siéntese. Me sentiré muy orgulloso de su compañía durante mucho tiempo.

Fernando se dejó caer melancólicamente en el sillón esterillado. Desde el bar de la terraza se distinguían, casi a sus pies, las murallas almenadas de la vieja dominación portuguesa; más allá de las almenas el espejo azul del agua de la bahía se extendía hasta el horizonte verdoso. Un transatlántico salía hacia Gibraltar por la calle de boyas, mientras que una voz morisca, lenta, acompañándose de un instrumento de cuerda, gañía una melodía sumamente triste y voluptuosa. Fernando sintió que un desaliento tremendo llovía sobre su corazón. A su lado, el caballero árabe, de gran turbante, finísima túnica y modales de señorita, reiteró:

-Estaba precisamente sobre su cabeza. Una nube roja de fatalidad. Luego, semejante a una flor venenosa, surgió la cabeza de su novia. Y yo vi repetidamente que usted pensaba matarla.

Fernando, sin darse cuenta de lo que hacía, movió la cabeza, confirmando lo que el desconocido le decía. El árabe continuó:

-Cuando desapareció la nube roja, vi una sala. Junto a una mesa dorada había dos sillones revestidos de terciopelo verde.

Fernando ahora pensó que no tenía nada de inverosímil que el árabe pudiera darle datos de la habitación que ocupaba Lucía, porque ésta miraba al jardín del hotel. Pero asintió con la cabeza. Estaba aturdido. Ya nada le parecía extraordinario ni terrible. El árabe continuó:

-Junto a usted estaba su novia con el tapado bajo el brazo -y acto seguido el misterioso oriental comenzó con su lápiz a dibujar en el mármol de la mesa el rostro de la muchacha.

Fernando miraba aparecer el rostro de la muchacha que tanto quería, sobre el mármol, y aquello le resultaba, en aquel extraño momento, sumamente natural. Quizás estaba viviendo un ensueño. Quizás estaba loco. Quizás el desconocido era un bribón que lo había visto con Lucía por la Cashba. Pero lo que este granuja no podía saber era que él pensaba en aquel momento matar a Lucía.

El árabe prosiguió:

-Usted estaba sentado en el sillón de terciopelo verde mientras que ella le decía: "Tenemos que separarnos. Terminar esto. No podemos continuar así". Ella le dijo esto y usted no respondió una palabra. ¿Es cierto o no es cierto que ella le dijo eso?

Fernando asintió, mecanizado, con la cabeza. El árabe sacó del bolsillo una petaca, extrajo un cigarrillo, y dijo:

-Usted y Lucía se odian desde la otra vida.

-...

-Ustedes se vienen odiando a través de una infinita serie de reencarnaciones.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Poema de Despedida

Te digo adiós y acaso te quiero todavía.
Quizá no ha de olvidarte pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... No sé si te amé poco.
Pero si sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso con esta despedida
mi más hermoso sueño muere dentro de mi...
Pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.

Jose Ángel Buesa

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 19

Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas,
el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas,
hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos
y tu boca que tiene la sonrisa del agua.
Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras
de la negra melena, cuando estiras los brazos.
Tú juegas con el sol como con un estero
y él te deja en los ojos dos oscuros remansos.
Niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca.
Todo de ti me aleja, como del mediodía.
Eres la delirante juventud de la abeja,
la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.
Mi corazón sombrío te busca, sin embargo,
y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.
Mariposa morena dulce y definitiva,
como el trigal y el sol, la amapola y el agua.

Pablo Neruda

Viente poemas de amor y una canción desesperada. Poema 18

Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.
Se descine la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas estrellas.
O la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma esta húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.
Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.
Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.
Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llega y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.
Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento,
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.

Pablo Neruda

Te amaré por SIEMPRE...

No interesa lo difícil que sea intentar sacarte de mi mente, no interesa siquiera que lo único que importe es que en sus ojos se que no encontraré la razón de vida que encontraba en los tuyos, ya no interesa que contigo fue el único con quien disfrute sin silencios incómodos, ni palabras estancadas en la mente, de un amanecer al desnudo, ya que finalmente todo eso quedo en el pasado, y aunque mi corazón quiera volver, mi orgullo ya no ponga peros para el perdón, mis noches de locura se hayan incrementado dejando un hueco cada vez más profundo en la cama donde me entrego a desconocidos buscando en sus ojos lo que en los tuyos era tan fácil de encontrar, y aunque prendiendo un cigarrillo en mi sala sienta que tu ausencia ha sido peor que la hambruna mundial, la abstinencia de heroína, las masacres más crueles, y que sencillamente eso no me interese, sé que ya no puedo volver, esa es la palabra, poder, pues tu ya no estás, ni aquí ni allá, ni conmigo ni con ella, tu existencia se esfumó del planeta, pues el destino decidió separarnos, de la forma más cruel e inesperada, dejando en mi la culpa de no haberte hecho feliz, de haber peleado contigo cada vez que algo no salía de acuerdo a mi planes, y saber que lo que te dí no fue suficiente para mantenerte feliz, sin poder pedirte perdón te has ido para siempre y ahora soy yo quien lleva la cruz de nuestra relación tormentosa, pues ahora en mi vida existe un vacío y una necesidad insaciable de tu piel, de tu aroma, de tus besos y caricias, aquellas que me dabas sin esperar nada a cambio, las que anhelo y ya no tengo; mi casa extraña nuestros juegos al amanecer, y ahora solo quedo yo en ella, en esta soledad, fumando un cigarrillo y escribiendo una carta a alguien que se no la va a leer, pues tu estás allá y yo estoy acá viviendo el vacío de haberte perdido, sabiendo que la muerte haya sido la única solución que encontraste para terminar con tu sufrimiento, ahora pues yo también sin más que desear y siendo carcomida por la culpa y la tristeza te acompañaré y prometo que nunca jamás volveré a hacerte infeliz...
Mi amor no tiene límites y en el camino que decidiste recorrer te seguiré para poder estar junto a ti...hasta pronto amor mío,
Lola

martes, 12 de noviembre de 2013

Te espero

Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas,
lo sé, sé que no vendrás.

Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
sé que ya no estás.

Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor,
pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
pues sé que no vendrás.

No interesa

No interesa lo mucho que nos matemos pensando en el momento en que nos conocimos, no importa que hayamos pasado los mejores momentos de nuestras vidas juntos, no tiene relevancia alguna que tu sin mi y yo sin ti seamos entes existentes y nada mas, ya nada de eso interesa, porque estamos separados; las peleas que tuvieron lugar en tu cama, en mi cocina, en la ducha, en nuestras vidas, son momentos, que sin explicación alguna hicieron nuestra relación más interesante, generando en cada uno de nosotros la adrenalina necesaria para generarnos adicción  y así poder seguir con nuestras vidas siguiendo el mismo patrón, la pelea y la reconciliación...ahora esas cosas que nos unían y nos separaban finalmente acabaron por convertirse en recuerdos, aquellos que me divierten en mis adentros de vez en cuando igual que a ti, porque extrañamente las mismas cosas nos divertían, y esos momentos incómodos en los que nadie tenía idea de como salir, un risotada de ambos bastaba con entender que era el momento preciso para romper el hielo y no dejar que eso arruinara lo que nos unía....

Ya no basta que intentemos encontrar explicación alguna a las tristezas y alegrías, el porque de la situación es completamente irrelevante, porque a pesar de todo lo que ahora intentemos, las horas ya no serán  minutos, ni la lluvia simples lágrimas, ahora todo creció y lo que alguna vez nos unió terminó irritándonos, porque ya no estamos hechos para estar juntos, porque el camino se ha separado en dos, tu vivirás rodeado de tu color y alegría, de tu vida y tu mundo, mientras yo, iré en búsqueda de mi felicidad, en búsqueda de un camino para poder ponerle el color faltante al arcoiris de mi mundo, y donde una sonrisa sea lo único que refleje el espejo de mis ojos, por eso hoy, quería y tenía la necesidad de acordarme de ti, para saber la razón del porque este viaje es definitivo, de porque la espera ha terminado, y finalmente mi sueño se hará realidad.

El final llegó...

Lo supe desde el momento en que te conocí, algo me dijo que por fin llegaría mi momento, aquel en el que me destruiría por completo, donde me perdería en un sentimiento mucho más grande que yo misma, y aún así, a pesar de saber que cuando llegara nuestro final, también llegaría el mio, me lance a amarte, te entregue mis miedos, me desnude ante ti, te amé, fui completamente vulnerable, con la mínima esperanza de que no te fueras, te quedaras conmigo y me amaras, te enamoraras de esta loca, que no puede pensar en nada más sino en ti, desde el momento en que te vi, quise creer que a diferencia de los demás te quedarías a mi lado.

Y que más le puedo pedir a la vida, más que haberte podido querer de la manera en que lo hice, haberte entregado cada pedazo de mi alma rota, para que me ayudaras a recomponerla, haber podido olvidar mis pasadas heridas solo por ti, haber mirado la vida con otros ojos, con la esperanza de poder ser feliz durante un poco más que un triste instante, solo podía haber pedido tal vez que me devolvieras el sentimiento, que me quisieras como yo te quise, que te enamoraras como yo me enamoré, que una parte de ti, se sintiera afortunada de tenerme y que en mis ojos encontraras la luz que te faltaba, pude haber pedido eso, pero ya no puedo dar vuelta atrás, ya lo que pasó, no se puede modificar, ya solo queda el hoy, las lágrimas secas en mi rostro, los recuerdos y otra vez un camino por delante, que me tocara seguir con la fe de encontrar a alguien que valore mi ser.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 17.

Pensando, enredando sombras en la profunda soledad.
Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie.
Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes, enterrando lámparas.
Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba!
Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías, molinero taciturno,
se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad.

Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa.
Pienso, camino largamente, mi vida antes de ti.
Mi vida antes de nadie, mi áspera vida.
El grito frente al mar, entre las piedras,
corriendo libre, loco, en el vaho del mar.
La furia triste, el grito, la soledad del mar.
Desbocado, violento, estirado hacia el cielo.

Tú, mujer, qué eras allí, qué raya, qué varilla
de ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora.
Incendio en el bosque! Arde en cruces azules.
Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz.
Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio.

Y mi alma baila herida de virutas de fuego.
Quién llama? Qué silencio poblado de ecos?
Hora de la nostalgia, hora de la alegría, hora de la soledad.
hora mía entre todas!
Bocina en que el viento pasa cantando.
Tanta pasión de llanto anudada a mi cuerpo.

Sacudida de todas las raíces,
asalto de todas las olas!
Rodaba, alegre, triste, interminable, mi alma.

Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad.
Quién eres tú, quién eres?

Pablo Neruda

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 16.

(Paráfrasis a R. Tagore)

En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces
y viven en tu vida mis infinitos sueños.
La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,
el agrio vino mío es más dulce en tus labios:
oh segadora de mi canción de atardecer,
Cómo te sienten mía mis sueños solitarios!
Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa
de la tarde, y el viento arrastra mi voz viuda.
Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo
estanca como el agua tu mirada nocturna.
En la red de mi música estás presa, amor mío,
y mis redes de música son anchas como el cielo.
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto.
En tus ojos de luto comienza el país del sueño.

Pablo Neruda

martes, 5 de noviembre de 2013

Venganza

No te dejas ni siquiera acariciar. Tampoco me acaricias. No te das, ni recibes. No quieres que te quieran, ni querer. Encorvado como un camarón te abrazas a tí mismo en tu soledad. Yo, a tu lado, en la cama, me reprimo, apretando mis piernas. Quise alcanzarte con amor y no pude. Pero sé que mañana, cuando no esté a tu lado, tus manos abiertas y tu sexo erguido me buscarán ansiosos y te arrepentirás del "te amo" que nunca dijiste.

Carmen Cecilia Suarez

sábado, 2 de noviembre de 2013

Última palabra...

Hola cariño,

Nunca te dije así, pensé en decírtelo al menos una vez, una última vez, después de tanto, mereces que te diga cariño, es una palabra curiosa, casi no se usa, suena hasta raro, pero en medio de todo eso fue lo que más nos unió en nuestros momentos difíciles, ese inmenso cariño que nos tuvimos, esa paciencia, que agotamos mutuamente casi al mismo tiempo. Es bastante complicado resumir todo lo que me gustaría decirte en esto, todavía me siento cursi escribiendo cartas, pero lastimosamente cuando te tengo al frente se me hace un nudo en la garganta de esos que no te dejan respirar, y más ahora, que el corazón también está en la garganta con ganas de gritar, de abrazarte y no dejarte ir. Como explicarte que al dormir siento el vacío de tu abrazo, como explicarte que siento que se me esta desagarrando el alma, es muy complicado no culparme constantemente, es muy difícil dejarlo ir todo, como si fuera una experiencia más, no puedo hacerlo. Gracias a ti por fin puedo decir por primera vez que  tuve un año magnifico, desde las peleas, hasta cuando nos quedábamos sin plata en pleno centro de la ciudad a las dos de la mañana, son cosas y momentos irrepetibles, son pequeños detalles que hacen que sea muy difícil tenerte rencor y odiarte por dejarme sola conmigo misma.

Pero han sido tantas vainas que ya pelear no quiero, me gustaría poder cerrar y abrir los ojos en el corral comiendo malteada con brownie de arequipe, cuando teníamos el susto y me dijiste tantas cosas bonitas, y que esas lágrimas sean estas mismas, y lloré de alegría y gozo porque alguien por fin había encontrado en mi algo bonito, algo que querer. No tiene precio ni esa felicidad ni este dolor. Me sentía tan afortunada, saber que estaba en una parte importante de tu corazón, que querías estar conmigo y con nadie mas; después de eso y recordar esos detalles duele abrir los ojos enjugados en la lagrimas, sabiendo que ya no ocupo ese lugar, que se te esfumo las ganas de seguir con esta relación, y saber que sientes que nada de esto valía la pena, que luchar mas ya no importaba, nadie dijo que nos íbamos a casar, pero mientras pudiéramos hacernos compañía y apoyarnos mutuamente, de algo servía; finalmente eso fue lo que hicimos, acompañarnos. Entiendo que huyes de mi, entiendo este dolor, lo que no entiendo es porque me retuviste cuando tenia que irme, si venias pensando en esta ruptura tanto tiempo, ahí estaba tu excusa perfecta, pero en vez de eso, me lloraste y me dijiste más cosas, que sabías me iban hacer quedarme. 

jueves, 24 de octubre de 2013

Desiderata

Go placidly amid the noise and the haste,
and remember what peace there may be in silence.

As far as possible, without surrender,
be on good terms with all persons.
Speak your truth quietly and clearly;
and listen to others,
even to the dull and the ignorant;
they too have their story.
Avoid loud and aggressive persons;
they are vexatious to the spirit.

If you compare yourself with others,
you may become vain or bitter,
for always there will be greater and lesser persons than yourself.
Enjoy your achievements as well as your plans.
Keep interested in your own career, however humble;
it is a real possession in the changing fortunes of time.

Exercise caution in your business affairs,
for the world is full of trickery.
But let this not blind you to what virtue there is;
many persons strive for high ideals,
and everywhere life is full of heroism.
Be yourself. Especially do not feign affection.
Neither be cynical about love,
for in the face of all aridity and disenchantment,
it is as perennial as the grass.

Take kindly the counsel of the years,
gracefully surrendering the things of youth.
Nurture strength of spirit to shield you in sudden misfortune.
But do not distress yourself with dark imaginings.
Many fears are born of fatigue and loneliness.

Beyond a wholesome discipline,
be gentle with yourself.
You are a child of the universe
no less than the trees and the stars;
you have a right to be here.
And whether or not it is clear to you,
no doubt the universe is unfolding as it should.

Therefore be at peace with God,
whatever you conceive Him to be.
And whatever your labors and aspirations,
in the noisy confusion of life,
keep peace in your soul.

With all its sham, drudgery, and broken dreams,
it is still a beautiful world.
Be cheerful. Strive to be happy.

Camina plácido entre el ruido y la prisa 
y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio. 

viernes, 18 de octubre de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 15

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía;
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Pablo Neruda

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 14

Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.
A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte como eras entonces cuando aún no existías.
De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.
Pasan huyendo los pájaros.
El viento. El viento.
Yo solo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.
Tú estás aquí. Ah tú no huyes
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.
Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.
Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.
Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.
Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.

Pablo Neruda

miércoles, 16 de octubre de 2013

...

Me he matado la cabeza intentando pensar en como enamorarte, en como hacer que me ames, lo he hecho todo, lo he intentado todo, y aún así no lo consigo. Han pasado tantas cosas a lo largo de este tiempo, que no encuentro palabras... Es como respirar aire artificial, ahogarse con su propio oxígeno.
Estamos estancados en el mismo maldito lugar, no hemos avanzado. 
Devuelta al llanto, devuelta al sufrimiento....

No te rindas

No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo tambien el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

No culpes a nadie

Nunca te quejes de nadie, ni de nada,
porque fundamentalmente tu has hecho
lo que querías en tu vida.

Acepta la dificultad de edificarte a ti
mismo y el valor de empezar corrigiéndote.

El triunfo del verdadero hombre surge de
las cenizas de su error.

Nunca te quejes de tu soledad o de tu
suerte, enfréntala con valor y acéptala.

De una manera u otra es el resultado de
tus actos y prueba que tu siempre
has de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso ni
se lo cargues a otro, acéptate ahora o
seguirás justificándote como un niño.

Recuerda que cualquier momento es
bueno para comenzar y que ninguno
es tan terrible para claudicar.

No olvides que la causa de tu presente
es tu pasado así como la causa de tu
futuro será tu presente.

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 13

He ido marcando con cruces de fuego
el atlas blanco de tu cuerpo.
Mi boca era una araña que cruzaba escondiéndose.
En ti, detrás de ti, temerosa, sedienta.
Historias que contarte a la orilla del crepúsculo,
muñeca triste y dulce, para que no estuvieras triste.
Un cisne, un árbol, algo lejano y alegre.
El tiempo de las uvas, el tiempo maduro y frutal.
Yo que viví en un puerto desde donde te amaba.
La soledad cruzada de sueño y de silencio.
Acorralado entre el mar y la tristeza.
Callado, delirante, entre dos gondoleros inmóviles.
Entre los labios y la voz, algo se va muriendo.
Algo con alas de pájaro, algo de angustia y de olvido.
Así como las redes no retienen el agua.
Muñeca mía, apenas quedan gotas temblando.
Sin embargo, algo canta entre estas palabras fugaces.
Algo canta, algo sube hasta mi ávida boca.
oh poder celebrarte con todas las palabras de alegría.
Cantar, arder, huir, como un campanario en las manos de un loco.
Triste ternura mía, qué te haces de repente?
Cuando he llegado al vértice más atrevido y frío
mi corazón se cierra como una flor nocturna.

Pablo Neruda

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 12

Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.
Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.
He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto como un viaje.
Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma.

Pablo Neruda

La mujer vengada


Remontémonos a las épocas gloriosas en las que Francia tenía numerosos señores feudales que gobernaban despóticamente sus dominios, en vez de treinta mil esclavos envilecidos ante un solo rey. Cerca de Fimes vivía el señor de Longeville, en su vasto feudo, con una castellana morena, no demasiado bella, pero muy impulsiva, avispada y sumamente amante de los placeres. Ella contaba con unos veinticinco o veintisiete años de edad y él, como mucho, treinta; pero, como llevaban casados ya diez años, cada uno hacía lo que podía con objeto de procurarse las distracciones necesarias para aplacar el tedio matrimonial. La población, o más bien el villorrio de Longeville, no ofrecía excesivos estímulos; sin embargo, desde hacía dos años él se las arreglaba discreta y satisfactoriamente con una campesina de dieciocho años, tranquila y cariñosa, llamada Louison. La agradable tórtola acudía cada noche a los aposentos de su señor a través de una escalera secreta, construida a tal efecto en una de las torres, y por la mañana levantaba el vuelo antes de que la señora entrara en la alcoba de su marido, cosa que solía hacer a la hora del almuerzo.
Desde luego, la señora de Longeville estaba perfectamente al tanto de las incongruencias de su marido, pero como ello le daba la placentera libertad de distraerse también por su cuenta, fingía ignorarlo todo. Nada mejor que las esposas infieles, ya que están tan entretenidas ocultando sus propias aventuras que vigilan las del prójimo mucho menos que las mojigatas. Quien la alegraba a ella era un molinero llamado Colás, un musculoso jovenzuelo con menos de veinte años, maleable como la harina y bello como una rosa, que al igual que Louison se internaba secretamente en el castillo, acudía a la alcoba de la señora y se metía en su lecho cuando todo estaba en silencio. Nada hubiera turbado la felicidad apacible de estas dos adorables parejas si no hubiera sido por el diablo, que se metió por medio, y se les hubiera podido poner como ejemplo en toda Francia.

No se ría, estimado lector, por el uso que hago de la palabra ejemplo, pues cuando la virtud está ausente, siempre es preferible el vicio encubierto y prudente. ¿No es lo más acertado pecar sin provocar el escándalo? ¿Qué peligro puede entrañar la existencia de un mal que nadie conoce? Además, por muy censurable que pudiera parecer ese comportamiento, ¿no constituirán un ejemplo más edificante el señor de Longeville, agradablemente recostado en los cálidos brazos de su tierna campesina, y su respetable esposa, discretamente abrazada a su apuesto molinero, que una de esas duquesas parisinas que cambian cada mes de amante a los ojos de todos, mientras su marido derrocha doscientos mil escudos anuales para mantener a una de esas rameras deshonestas que usan el lujo como máscara para ocultar su desenfreno?

Así pues, repito, nada tan acertado como este discreto arreglo que procuraba la felicidad de nuestros cuatro personajes, si no fuera porque pronto vino la discordia a emponzoñar sus dulces existencias. Ocurría que el señor de Longeville, como tantos maridos necios, tenía la injusta pretensión de ser feliz sin que su esposa lo fuera también, y pensaba, como les ocurre a las perdices, que nadie le vería con solo esconder la cabeza; de modo que cuando descubrió los manejos de su mujer lo invadieron los celos, como si su propia conducta no justificara suficientemente la de ella, y decidió vengarse.

-Que me ponga los cuernos con un hombre de mi propia clase, pase -se decía-. ¡Pero no con un molinero! ¡Eso sí que no! Colás, bribonzuelo, tendrás que irte a moler a otro molino, ya que no quiero que nadie diga que el de mi mujer sigue abierto para acoger tu simiente.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Una tonta enamorada...

Sentada lo esperaba con una pizca de desesperación pero anhelo, en la misma banca donde lo esperó la primera vez que lo conoció, que ironía, el sentimiento de ansiedad se parecía, pero en ese instante cuando lo vio llegar, no fue miedo lo que acorraló a su corazón, fue tranquilidad, fue cariño, fue la necesidad de correr a sus brazos y llorar en su regazo, sentirse protegida por aquel ser humano que le había dado tanta felicidad, que ahora sentía suyo, en su alma y su corazón, ese hombre al que amaba aunque el no supiera, a quien extrañaba, y con quien había logrado ser feliz solo con ver el reflejo de su alma en aquellos ojos marrones que ahora con expectativa esperaban la noticia, aquella noticia que podía cambiar el destino de ambos, llenándolos de noches de insomnio, de estrés, de una vida nueva, pero de un futuro eterno por caminar; aunque nunca lo aceptó, su alma en una esquina oscura guardaba la esperanza de todo corazón que fuera así, que en su vientre hubiera una semilla de aquel primer amor.

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 11

Casi fuera del cielo ancla entre dos montañas
la mitad de la luna.
Girante, errante noche, la cavadora de ojos.
A ver cuántas estrellas trizadas en la charca.
Hace una cruz de luto entre mis cejas, huye.
Fragua de metales azules, noches de las calladas luchas,
mi corazón da vueltas como un volante loco.
Niña venida de tan lejos, traída de tan lejos,
a veces fulgurece su mirada debajo del cielo.
Quejumbre, tempestad, remolino de furia,
cruza encima de mi corazón, sin detenerte.
Viento de los sepulcros acarrea, destroza, dispersa tu raíz soñolienta.
Desarraiga los grandes árboles al otro lado de ella.
Pero tú, clara niña, pregunta de humo, espiga.
Era la que iba formando el viento con hojas iluminadas.
Detrás de las montañas nocturnas, blanco lirio de incendio,
allá nada puedo decir! Era hecha de todas las cosas.
Ansiedad que partiste mi pecho a cuchillazos,
es hora de seguir otro camino, donde ella no sonría.
Tempestad que enterró las campanas, turbio revuelo de tormentas
para qué tocarla ahora, para qué entristecerla.
Ay seguir el camino que se aleja de todo,
donde no está atajando la angustia, la muerte, el invierno,
con sus ojos abiertos entre el rocío.

Pablo Neruda

lunes, 16 de septiembre de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 10

Hemos perdido aún este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.
A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.
Entonces, dónde estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.

Pablo Neruda

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 9

Ebrio de trementina y largos besos,
estival, el velero de las rosas dirijo,
torcido hacia la muerte del delgado día,
cimentado en el solido frenesí marino.
Pálido y amarrado a mi agua devorante
cruzo en el agrio olor del clima descubierto.
aún vestido de gris y sonidos amargos,
y una cimera triste de abandonada espuma.
Voy, duro de pasiones, montado en mi ola única,
lunar, solar, ardiente y frío, repentino,
dormido en la garganta de las afortunadas
islas blancas y dulces como caderas frescas.
Tiembla en la noche húmeda mi vestido de besos
locamente cargado de eléctricas gestiones,
de modo heroico dividido en sueños
y embriagadoras rosas practicándose en mí.
Aguas arriba, en medio de las olas externas,
tu paralelo cuerpo se sujeta en mis brazos
como un pez infinitamente pegado a mi alma
rápido y lento en la energía subceleste.

Pablo Neruda

lunes, 9 de septiembre de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 8

Abeja blanca zumbas --ebria de miel en mi alma
y te tuerces en lentas espirales de humo.
Soy el desesperado, la palabra sin ecos,
el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo.
Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última.
En mi tierra desierta eres tú la última rosa.
Ah silenciosa!
Cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche.
Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa.
Tienes ojos profundos donde la noche alea.
Frescos brazos de flor y regazo de rosa.
Se parecen tus senos a los caracoles blancos.
Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra.
Ah silenciosa!
He aquí la soledad de donde estás ausente.
Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas.
El agua anda descalza por las calles mojadas.
De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.
Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.
Ah silenciosa !

Pablo Neruda

martes, 3 de septiembre de 2013

El gordo y el flaco

En una estación de ferrocarril de la línea Nikoláiev se encontraron dos amigos: uno, gordo; el otro, flaco.
El gordo, que acababa de comer en la estación, tenía los labios untados de mantequilla y le lucían como guindas maduras. Olía a Jere y a Fleure d'orange. El flaco acababa de bajar del tren e iba cargado de maletas, bultos y cajitas de cartón. Olía a jamón y a posos de café. Tras él asomaba una mujer delgaducha, de mentón alargado -su esposa-, y un colegial espigado que guiñaba un ojo -su hijo.

-¡Porfiri! -exclamó el gordo, al ver al flaco-. ¿Eres tú? ¡Mi querido amigo! ¡Cuánto tiempo sin verte!

-¡Madre mía! -soltó el flaco, asombrado-. ¡Misha! ¡Mi amigo de la infancia! ¿De dónde sales?

Los amigos se besaron tres veces y se quedaron mirándose el uno al otro con los ojos llenos de lágrimas. Los dos estaban agradablemente asombrados.

-¡Amigo mío! -comenzó a decir el flaco después de haberse besado-. ¡Esto no me lo esperaba! ¡Vaya sorpresa! ¡A ver, deja que te mire bien! ¡Siempre tan buen mozo! ¡Siempre tan perfumado y elegante! ¡Ah, Señor! ¿Y qué ha sido de ti? ¿Eres rico? ¿Casado? Yo ya estoy casado, como ves... Ésta es mi mujer, Luisa, nacida Vanzenbach... luterana... Y éste es mi hijo, Nafanail, alumno de la tercera clase. ¡Nafania, este amigo mío es amigo de la infancia! ¡Estudiamos juntos en el gimnasio!

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 7

INCLINADO en las tardes tiro mis tristes redes
a tus ojos oceánicos.
Allí se estira y arde en la más alta hoguera
mi soledad que da vueltas los brazos como un
náufrago.
Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes
que olean como el mar a la orilla de un faro.
Solo guardas tinieblas, hembra distante y mía,
de tu mirada emerge a veces la costa del espanto.
Inclinado en las tardes echo mis tristes redes
a ese mar que sacude tus ojos oceánicos.
Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas
que centellean como mi alma cuando te amo.
Galopa la noche en su yegua sombría
desparramando espigas azules sobre el campo.

Pablo Neruda

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 6

Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo
Y las hojas caían en el agua de tu alma.
Apegada a mis brazos como una enredadera.
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.
Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.
Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.

Pablo Neruda

jueves, 29 de agosto de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 5

Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.

martes, 27 de agosto de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 4

Es la mañana llena de tempestad
en el corazón del verano.
Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes,
el viento las sacude con sus viajeras manos.
Innumerable corazón del viento
latiendo sobre nuestro silencio enamorado.
Zumbando entre los árboles, orquestal y divino,
como una lengua llena de guerras y de cantos.
Viento que lleva en rápido robo la hojarasca
y desvía las flechas latientes de los pájaros.
Viento que la derriba en ola sin espuma
y sustancia sin peso, y fuegos inclinado.
Se rompe y se sumerge su volumen de besos
combatido en la puerta del viento del verano.

Pablo Neruda

domingo, 25 de agosto de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 3

Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose,
lento juego de luces, campana solitaria,
crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca,
caracola terrestre, en ti la tierra canta!
En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye
como tú lo desees y hacia donde tú quieras.
Márcame mi camino en tu arco de esperanza
y soltaré en delirio mi bandada de flechas.
En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla
y tu silencio acosa mis horas perseguidas,
y eres tú con tus brazos de piedra transparente
donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida.
Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla
en el atardecer resonante y muriendo!
Así en horas profundas sobre los campos he visto
doblarse las espigas en la boca del viento.

Pablo Neruda

viernes, 23 de agosto de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 2

En su llama mortal la luz te envuelve.
Absorta, pálida doliente, así situada
contra las viejas hélices del crepúsculo
que en torno a ti da vueltas.
Muda, mi amiga,
sola en lo solitario de esta hora de muertes
y llena de las vidas del fuego,
pura heredera del día destruido.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 1

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.
Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.

A la izquierda del roble

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
Pero el Jardín Botánico es un parque dormido
En el que uno puede sentirse árbol o prójimo
Siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.

El secreto es apoyarse digamos en un tronco
Y oír a través del aire que admite ruidos muertos
Cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
Pero el Jardín Botánico siempre ha tenido
Una agradable propensión a los sueños,
A que los insectos suban por las piernas
Y la melancolía baje por los brazos
Hasta que uno cierra los puños y la atrapa.

Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
Y ver cómo las nubes se disputan las copas
Y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
Ah pero las parejas que huyen al Botánico
Ya desciendan de un taxi o bajen de una nube
Hablan por lo común de temas importantes
Y se miran fanáticamente a los ojos
Como si el amor fuera un brevísimo túnel
Y ellos se contemplaran por dentro de ese amor.

miércoles, 14 de agosto de 2013

El rey sabio

Había una vez, en la lejana ciudad de Wirani, un rey que gobernaba a sus súbditos con tanto poder como sabiduría. Y le temían por su poder, y lo amaban por su sabiduría.

Había también en el corazón de esa ciudad un pozo de agua fresca y cristalina, del que bebían todos los habitantes; incluso el rey y sus cortesanos, pues era el único pozo de la ciudad.

Una noche, cuando todo estaba en calma, una bruja entró en la ciudad y vertió siete gotas de un misterioso líquido en el pozo, al tiempo que decía:

-Desde este momento, quien beba de esta agua se volverá loco.

A la mañana siguiente, todos los habitantes del reino, excepto el rey y su gran chambelán, bebieron del pozo y enloquecieron, tal como había predicho la bruja.

Y aquel día, en las callejuelas y en el mercado, la gente no hacía sino cuchichear:

-El rey está loco. Nuestro rey y su gran chambelán perdieron la razón. No podemos permitir que nos gobierne un rey loco; debemos destronarlo.

Aquella noche, el rey ordenó que llenaran con agua del pozo una gran copa de oro. Y cuando se la llevaron, el soberano ávidamente bebió y pasó la copa a su gran chambelán, para que también bebiera.

Y hubo un gran regocijo en la lejana ciudad de Wirani, porque el rey y el gran chambelán habían recobrado la razón.

Gibrán Jalil Gibrán

lunes, 12 de agosto de 2013

Táctica y estrategia

Mi táctica es
                   mirarte
aprender como sos
quererte como sos


mi táctica es
                  hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme con vos
mi táctica es
                 ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
                    ni abismos

Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
                    simple

Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

Mario Benedetti

Hagamos un trato

Compañera,
usted sabe
que puede contar conmigo,
no hasta dos o hasta diez
sino contar conmigo.

Si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos,
y una veta de amor
reconoce en los míos,
no alerte sus fusiles
ni piense que deliro;
a pesar de la veta,
o tal vez porque existe,
usted puede contar
conmigo.

Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo,
no piense que es flojera
igual puede contar conmigo.

Pero hagamos un trato:
yo quisiera contar con usted,
es tan lindo
saber que usted existe,
uno se siente vivo;
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos,
aunque sea hasta cinco.

No ya para que acuda
presurosa en mi auxilio,
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

Mario Benedetti

lunes, 22 de julio de 2013

Acto vergonzoso.

Y a lo largo del camino, me dije nunca más, y aquí estoy otra vez, en la misma situación, queriendo apagar el mundo, para unirme a mis sueños, donde las lágrimas no existen, donde el amor va mucho más allá, que "cuadrarse" con alguien, donde aún, una pequeña niña sueña no con encontrar al hombre perfecto, sino con aquel que sepa captar su mirada, que entienda su lenguaje de gestos, aquel que si le dan a escoger, la elija a ella sobre todas las cosas, y vea en ella la luz para la oscuridad que el mundo nos presenta, de nuevo tenía que empezar de nuevo y dejar ese mundo ilusorio partir.

Y de a poco recuerdo por qué hice esa fortaleza, el por qué de ese muro que creé entre los seres humanos y yo, el amor es cruel y despiadado, la humanidad está expuesta a la tragedia y a la enfermedad llamada amor, somos victimas, adictas a esa droga poderosa, te carcome desde adentro, haciéndonos perder en las relaciones, cambiando nuestra manera de ser solo buscando la aceptación de aquel a quien se ama, y así de a pocos te pierdes en un abismo, en caída libre, y sientes que vuelas, y abres tus brazos tal como si fueran alas, aleteando tu esperanza en el intento de volar, pero aun sabiendo que no lo lograrás, lo intentas y caes, y es ahí donde te das cuenta que no vale la pena esforzarte tanto en una relación a sabiendas que la otra persona no verá lo que tu intentaste hacerle ver. Por eso, simplemente por eso, yo me había cerrado a amar, había construido mi propio mundo, donde yo ya no saliera lastimada, pero tristemente soy mortal, una más en el sistema, una caída más en la telaraña de la vida.

miércoles, 17 de julio de 2013

La niña lista

Dos hermanos marchaban juntos por el mismo camino. Uno de ellos era pobre y montaba una yegua; el otro, que era rico, iba montado sobre un caballo.

Se pararon para pasar la noche en una posada y dejaron sus monturas en el corral. Mientras todos dormían, la yegua del pobre tuvo un potro, que rodó hasta debajo del carro del rico. Por la mañana el rico despertó a su hermano, diciéndole: 

-Levántate y mira. Mi carro ha tenido un potro. 

El pobre se levantó, y al ver lo ocurrido exclamó:

-Eso no puede ser. ¿Dónde se ha visto que de un carro pueda nacer un potro? El potro es de mi yegua.

El rico le repuso: 

-Si lo hubiese parido tu yegua, estaría a su lado y no debajo de mi carro. 

Así discutieron largo tiempo y al fin se dirigieron al tribunal. El rico sobornaba a los jueces dándoles dinero, y el pobre se apoyaba solamente en la razón y en la justicia de su causa. 

Tanto se enredó el pleito, que llegaron hasta el mismo zar, quien mandó llamar a los dos hermanos y les propuso cuatro enigmas: 

-¿Qué es en el mundo lo más fuerte y rápido? 

-¿Qué es lo más gordo y nutritivo? 

-¿Qué es lo más blando y suave? 

-¿Qué es lo más agradable?

Y les dio tres días de plazo para acertar las respuestas, añadiendo: 

-El cuarto día vengan a darme la contestación.

miércoles, 10 de julio de 2013

Dejar a Matilde

Un amigo mío camionero ha escrito en el cristal del parabrisas: “Mujeres y motores, alegrías y dolores”. No digo yo que no tenga sus buenas razones para decir que los dolores y las alegrías que le procuran las mujeres tengan más o menos el mismo peso en la balanza de su vida. Digo que, al menos por lo que se refiere a Matilde y a mí, esa balanza andaba muy desequilibrada: por un lado, muy alto, el platillo de las alegrías; por el otro, muy bajo, el platazo de los dolores. De modo que, al final, tras un año de noviazgo de puras peleas, incumplimientos de palabra, bribonadas y traiciones, decidí dejarla a la primera oportunidad.
La oportunidad llegó pronto, una noche que la había citado en la plaza Campitelli, cerca de su casa: Esa noche Matilde, simplemente, no vino. Advertí entonces, tras una horita de espera, que sentía más alivio que disgusto, y comprendí que había llegado el momento de la separación. Incierto entre un dolor amargo y una satisfacción agraz, medio contento y medio desesperado, me fui a casa y me acosté en seguida. Pero antes de apagar la luz me santigüé, solemne, y dije en voz alta:

-Esta vez se acabó, vaya si se acabó.

Este juramento hay que decir que me calmó, porque dormí de corrido nueve horas y sólo me desperté por la mañana cuando mamá vino a avisarme que preguntaban por mí al teléfono.

Fui al teléfono, al apartamento de enfrente, de una modista amiga. De inmediato, la vocecita dulce de Matilde:

-¿Cómo estás?

-Estoy bien -contesté, duro.

-Perdóname por anoche..., pero no pude, de verdad.

-No importa -le dije-, así que adiós... Nos veremos mañana... Te diré una cosa...

-¿Qué cosa?

-Una importante.

-¿Una cosa buena?

-Según... Para mí sí.

-¿Y para mí?

Dije tras un momento de reflexión:

-Claro, también para ti.

lunes, 8 de julio de 2013

Aún sueño despierta...

Una sola nube es suficiente para crear un castillo, un solo suspiro para soñar una vida entera, me basta tan solo una mirada para disfrutar de todas las maravillas del mundo, solo eso me basta, pero con el corazón a punto de estallar, siento que no hay motivos, ni razones, que no hay manera alguna de ver ese castillo hecho realidad, de vivir esa vida tan anhelada, de disfrutar todo aquello que nos rodea, perdida estoy entre tantos pensamientos, entre tantos sueños. Con la necesidad de cumplirlos, pues sino la rutina caerá sobre mi mente, y así me dejaré llevar por la corriente el resto de mi vida, y cuando ya hayan pasado los años, voltearé a mirar el pasado, y con la vergüenza en mi garganta, lloraré, sufriré y renegaré por haber dejado perder la niña soñadora de mi interior, por haberle cortado las cuerdas vocales, y haber permitido que las otras voces en mi cabeza reinarán sobre mis deseos, y con los ojos enjugados en lágrimas, y las manos cubriendo mi cara, me daré cuenta que me perdí en el camino, y sin dudarlo probablemente acabaría con el suplicio de vivir, una rápida y triste muerte, en silencio. Después de mucho tiempo encontrarán que mi cuerpo yace, en el apartamento donde toda la vida viví, y mis ojos aún abiertos fijos en el horizonte, habrán perdido su brillo, y será ahí donde todo por lo que en algún momento luché se haya ido al caño...

Lola

jueves, 4 de julio de 2013

Fragmento de "La Tregua"

«La experiencia me ha enseñado que uno de los métodos más eficaces para derrotar a un rival es el vacilante corazón de una mujer, es elogiar sin restricciones a ese mismo rival, es volverse tan compresivo, tan noble y tolerante, que uno mismo se sienta conmovido. «De veras, todavía le tengo estima, pero estoy segura de que no hubiera podido ser ni medianamente feliz con él.» «Bueno, ¿por qué estás tan segura? ¿No decís que es un buen tipo?» «Claro que es. Pero no alcanza. Ni siquiera puedo achacarle que él sea muy frívolo y yo muy profunda, porque ni yo soy tan profunda como para que me moleste una buena dosis de frivolidad, ni él es tan frívolo como para que no llegue a conmoverlo un sentimiento verdaderamente hondo. Las dificultades eran de otro orden. Creo que el obstáculo más insalvable era que no nos sentíamos capaces de comunicarnos. Él me exasperaba; yo lo exasperaba. Posiblemente me quisiera, vaya uno a saberlo, pero lo cierto es que tenía una habilidad especial para herirme.» Qué estupendo. Yo tenía que hacer un gran esfuerzo para que la satisfacción no me inflara los carrillos, para poner la cara preocupada de alguien que en verdad lamentara que todo aquello hubiera acabado en una frustración. Hasta tuve fuerzas para abogar por mi enemigo: «¿Y vos pensaste si no tendrías también tu poco de culpa? A lo mejor, él te hería simplemente porque vos estabas siempre esperando que él te hiriese. Vivir eternamente a la defensiva no es, con toda seguridad, el método más eficaz para mejorar la convivencia.» Entonces ella sonrió y sólo dijo: «Contigo no tengo necesidad de vivir a la defensiva. Me siento feliz». Eso ya era superior a mis fuerzas de contención y disimulo. La satisfacción se derramó por todos mis poros, mi sonrisa llegó de oreja a oreja, y ya no me importó dedicarme a arruinar para siempre los prestigios aún sobrevivientes del pobre Enrique, un maravilloso derrotado.»

Mario Benedetti

miércoles, 3 de julio de 2013

Instrucciones para amar a una persona

Pósese justo frente a la persona que se quiere amar. Mírela a los ojos, sonría delicadamente, no exagere. Haga lento el abrir y cerrar de ojos: baje lentamente los párpados, súbalos de igual forma. Así durante todo el procedimiento. Tome lentamente su cara y acérquela a la propia; inmediatamente verá la fusión de labios. Con suavidad, abra la boca y mezcle las lenguas, manteniendo las manos sobre la cara. Luego de algunos segundos sentirá una reacción química que liberará energía calórica, pero no se precipite, prosiga con las instrucciones. Tranquilamente aparte las manos de la cara del ser amado, deslizándolas suavemente por los hombros hacia abajo, hasta llegar a la espalda. Abrazar fuerte. Continúe con los procedimientos anteriores, verá que no experimentará ninguna dificultad para realizar estos pasos al mismo tiempo. Relaje las piernas y los brazos, sosténgase de pie sobre la persona que se quiere amar, verá que es el mejor soporte posible. Apague o disminuya la luz, el ambiente será más tranquilo. Aproxímese a una cama, preferentemente hecha sólo de sábanas. No se preocupe por las almohadas, sus propios torsos cumplirán esa función perfectamente. No se apresure, póngase, despacio, en posición horizontal, guíe al amado a ponerse en la misma posición, de manera que los dos queden acostados y de costado, mirándose una vez más. No deje nunca de abrazar. En silencio, recuéstese sobre el torso ajeno y déjese reposar un buen rato. La oscuridad le dará una sensación muy pacífica de la realidad y limitando la visión y el oído, podrá disfrutar de los sentidos que suelen dejarse relegados: el tacto, el olor, el gusto. Mantenga el abrazo, pero no se quede dormido, el sueño bien podrá experimentarse despierto. Admirar todo lo que guste, deleitarse con las más inocentes excusas, detener el tiempo mientras se ve a la persona amada hacer algo tan simple como hablar, fruncir el ceño o jugar infantil y tiernamente con un peluche. Agregue dulzura a gusto. Añada sonrisas, payasadas y bromas (las lágrimas no hacen mal si están medidas en proporción y están bien batidas con amor), regalos insignificantes como un beso en un momento inesperado o un papel escrito a las apuradas. Pueden ser valorados más que una joya.

Consejo: las caricias y besos extras a lo largo de todo el procedimiento producirá un mejor efecto y mejor resultado. No olvide las miradas.
Secreto: Esta receta es especial para noches de lluvia; el sonido de las gotas rompiendo el silencio conforma una atmósfera imperdible.

Julio Cortázar