viernes, 29 de noviembre de 2013

Ella

Yo conozco una mujer: el silencio,
El cansancio amargo de las palabras,
Vive en el centelleo furtivo
De sus pupilas dilatadas.

Su alma ansiosa está abierta
A la música metálica del verso.
Ante la vida lejana y placentera
Es sorda y altiva.

Sus pasos son extraños,
Lentos e inaudibles,
No se puede decir que sea bella
Pero en ella encuentro mi felicidad.

jueves, 28 de noviembre de 2013

La enamorada

ante la lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra Alejandra no lo niegues.

hoy te miraste en el espejo
y te fuiste triste estabas sola
y la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!

Alejandra Pizarnik

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Aprendiendo

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma.

Y uno aprende que el AMOR no significa acostarse.

Y que una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender ....

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes ... y los futuros tienen su forma de caerse por la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que, si es demasiado, hasta el calor del sol puede quemar.

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno es realmente fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende ... y así cada día.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien, porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás con una persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo aprendes que los verdaderos amigos son contados y que quien no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de falsas amistades.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en momentos de ira siguen hiriendo durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es atributo sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, es muy probable que la amistad jamás sea igual.

Con el tiempo te das cuenta que aun siendo feliz con tus amigos, lloras por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá multiplicadas las mismas humillaciones o desprecios.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el sendero del mañana no existe.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas y forzarlas a que pasen, ocasiona que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás a los que se marcharon.

Con el tiempo aprenderás a perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, pues ante una tumba ya no tiene sentido.

Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo...
Jorge Luis Borges

martes, 26 de noviembre de 2013

Homenaje a Facundo Cabral

No estás deprimido, estás distraído. Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea, delfines, bosques, mares, montañas, ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay 5,600 millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco…… algo fundamental para vivir.

No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los 90, sólo por citar dos casos conocidos.

No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas… te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones. No perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.

Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.

Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida.

Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición. Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio.

Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó matar a seis millones de hermanos judíos. Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el Pisco peruano, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.

Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)…y si le ganas, serás más humilde, más agradecido… por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.

No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes: te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor.

Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?.

Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él.

Si El tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella.

El te manda flores cada primavera.

El te manda un amanecer cada mañana.

Cada vez que tú quieres hablar, El te escucha.

El puede vivir en cualquier parte del universo, pero El escogió Tu corazón.

Enfréntalo, amigo -El está loco por ti!.

Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza, sol sin lluvia, pero El si prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas, y luz para el camino.

“Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y un razones por las cuales sonreír”.

Facundo Cabral

Y sigo pensando en ti...

Siento que tengo un hueco en el pecho, me falta el aire, me ahogo en suspiros que no me llegan, me gustaría saber como estas, si me piensas, si me extrañas, si una parte de ti, así sea mínima aun tiene un recuerdo de mi, si es que fui tan poco importante en tu vida que no te mueres por hablarme, duramos 8 meses hablándonos todos los días, y no me extrañas, es difícil saber eso, es un desgarramiento feo del alma, es soltar algo a lo que te aferraste con todas tus fuerzas. Es encontrar una parte de tu vida, un momento irrepetible y que no volverá a darse, es ese primer amor que te marca toda la existencia, como arrancarlo de raíz, como devolver el tiempo y poder mirarte de nuevo a los ojos y perderme en esa utopía de felicidad, en ese momento de tranquilidad, de paz....

Te extraño como no pensé extrañar a alguien, es hacer un esfuerzo sobre humano por no llamarte, es rasgar las paredes por no escribirte, es sentir el impulso de buscarte y perderlo al recordar que no quieres saber de mi, que te has desentendido por completo de mi existencia.Que difícil ha sido este proceso, porque ha sido un proceso, y bastante lento, aunque realmente creo que no he avanzado mucho, al menos ya solo lloro una vez al día, no te pienso por minutos, han sido pasos de bebé, he recaído y he vuelto a leer nuestras conversaciones en un entonces donde no sabíamos hasta donde llegaría esta relación, te he vuelto a buscar aún sabiendo que no quieres siquiera ver mi rostro...

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Tandy

Vivió hasta la edad de siete años en una casa vieja, sin pintar, junto a un camino abandonado que arrancaba de Trunion Pike. Su padre no se ocupaba apenas de ella, y su madre había fallecido. Su padre se pasaba el tiempo discutiendo y discurriendo sobre religión. Afirmaba que él era un agnóstico; y de tal manera vivía absorto en la empresa de echar abajo las ideas que acerca de Dios se habían deslizado en el cerebro de sus convecinos, que no alcanzó a ver cómo se manifestaba Dios en aquella niñita que vivía tan pronto en un sitio como en otro, casi olvidada, gracias a la bondad de los parientes de su fallecida madre.

Llegó a Winesburgo un forastero que vio en la niña lo que no había visto su padre. Era un joven de elevada estatura, de pelo rojizo, que casi siempre estaba borracho. A veces solía sentarse en una silla delante de la New Willard House, con el padre de la niña, Tom Hard. Este hablaba, sosteniendo que no era posible la existencia de Dios; el extranjero lo oía sonriendo y guiñaba el ojo a los que estaban cerca de ellos. Se hicieron grandes amigos, él y Tom, y solían estar juntos muy a menudo.

El forastero era hijo de un rico negociante de Cleveland y había venido a Winesburgo con una finalidad. Quería curarse del hábito de la bebida, y pensó que tendría mayores probabilidades de luchar con aquel vicio que estaba aniquilándolo si ponía tierra de por medio entre él y sus amigos de la ciudad y se iba a vivir en un pueblo del campo.

Su estancia en Winesburgo no fue precisamente un éxito. La monotonía con que transcurrían las horas lo llevó a darse con más ahínco que nunca a la bebida. Pero acertó en una cosa. Puso a la hija de Tom Hard un nombre que encerraba un gran sentido.

Una tarde venía el forastero haciendo eses por la calle principal del pueblo, todavía con la resaca de una copiosa borrachera. Tom Hard estaba sentado en una silla, delante de la New Willard House, y tenía encima de las rodillas a su hijita, de cinco años entonces.

Sentado en el andén de madera, se hallaba a su lado George Willard. El forastero se dejó caer junto a él en una silla. Todo su cuerpo tiritaba; y cuando habló, su voz era temblorosa.

Era la hora del crepúsculo y la oscuridad se cernía sobre la población y sobre la línea del ferrocarril que pasaba frente al hotel, al pie de un pequeño declive. A lo lejos, hacia el oeste, resonaba el prolongado silbido de la locomotora de un tren de pasajeros. Un perro, que había estado durmiendo en mitad de la carretera, se levantó y empezó a ladrar. El forastero se puso a charlar sin ton ni son e hizo una profecía acerca de la niña que el agnóstico tenía en brazos.

-Vine a este pueblo para apartarme de la bebida -dijo, y las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas. No miraba a Tom Hard, sino que inclinaba el busto hacia adelante, con la mirada perdida en la oscuridad, como si estuviese viendo una visión-. Huí al campo para curarme, pero ha sido inútil. Les diré por qué.

martes, 19 de noviembre de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. La canción desesperada.

Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio !
Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!
Hice retroceder la muralla de sombra.
anduve más allá del deseo y del acto.
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en el cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado.

Pablo Neruda

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 20.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda

viernes, 15 de noviembre de 2013

Capítulo VIII: Los primeros sorbos de café.

Admito que, en algún momento, amar se convirtió en uno de mis más grandes temores; permití ser lastimada al grado de enajenarme casi por completo. Hice lo posible por alejarme de toda aquella persona que me inspirara algo de romanticismo y atracción. De a poco, me fui convirtiendo en un ser reprimido, que argumentaba no tener la capacidad de amar y se pretextaba con el hedonismo.

Lunas y soles pasaron así, mientras me acompañaba de café y licor. Entonces, cuando menos lo esperaba, apareció una persona cuya energía vibraba varios grados por encima de la mía. Se acercó cuando más me alejaba y esperaba con paciencia a que regresara. Me daba la bienvenida con café y sonrisas, iluminando mi alma oscura y vacía. No había reproches, no esperaba nada a cambio.

Y así fui cayendo, sin notarlo del todo, en manos de mi miedo. Cuando fui plenamente consciente de ello, se lo comenté. Él calló por segundos - que para mi fueron eternos - y me dijo: 

"El amor es un constante ir y venir de alegrías y dolores. Es como vivir; vives aun sabiendo que vas a morir, pero eso no te detiene de salir, de disfrutar, porque esa idea no domina tu pensamiento. Lamentablemente, muchas personas no tienen ese nivel de consciencia en cuanto al amor y viven así. Escondiéndose - de cierto modo - pretextándose con alguna mala experiencia."

Volvió a callar y me miró.

Odio desde la otra vida

Fernando sentía la incomodidad de la mirada del árabe, que, sentado a sus espaldas a una mesa de esterilla en el otro extremo de la terraza, no apartaba posiblemente la mirada de su nuca. Sin poderse contener se levantó, y, a riesgo de pasar por un demente a los ojos del otro, se detuvo frente a la mesa del marroquí y le dijo:
-Yo no lo conozco a usted. ¿Por qué me está mirando?

El árabe se puso de pie y, después de saludarlo ritualmente, le dijo:

-Señor, usted perdonará. Me he especializado en ciencias ocultas y soy un hombre sumamente sensible. Cuando yo estaba mirándole la espalda era que estaba viendo sobre su cabeza una gran nube roja. Era el Crimen. Usted en esos momentos estaba pensando en matar a su novia.

Lo que le decía el desconocido era cierto: Fernando había estado pensando en matar a su novia. El moro vio cómo el asombro se pintaba en el rostro de Fernando y le dijo:

-Siéntese. Me sentiré muy orgulloso de su compañía durante mucho tiempo.

Fernando se dejó caer melancólicamente en el sillón esterillado. Desde el bar de la terraza se distinguían, casi a sus pies, las murallas almenadas de la vieja dominación portuguesa; más allá de las almenas el espejo azul del agua de la bahía se extendía hasta el horizonte verdoso. Un transatlántico salía hacia Gibraltar por la calle de boyas, mientras que una voz morisca, lenta, acompañándose de un instrumento de cuerda, gañía una melodía sumamente triste y voluptuosa. Fernando sintió que un desaliento tremendo llovía sobre su corazón. A su lado, el caballero árabe, de gran turbante, finísima túnica y modales de señorita, reiteró:

-Estaba precisamente sobre su cabeza. Una nube roja de fatalidad. Luego, semejante a una flor venenosa, surgió la cabeza de su novia. Y yo vi repetidamente que usted pensaba matarla.

Fernando, sin darse cuenta de lo que hacía, movió la cabeza, confirmando lo que el desconocido le decía. El árabe continuó:

-Cuando desapareció la nube roja, vi una sala. Junto a una mesa dorada había dos sillones revestidos de terciopelo verde.

Fernando ahora pensó que no tenía nada de inverosímil que el árabe pudiera darle datos de la habitación que ocupaba Lucía, porque ésta miraba al jardín del hotel. Pero asintió con la cabeza. Estaba aturdido. Ya nada le parecía extraordinario ni terrible. El árabe continuó:

-Junto a usted estaba su novia con el tapado bajo el brazo -y acto seguido el misterioso oriental comenzó con su lápiz a dibujar en el mármol de la mesa el rostro de la muchacha.

Fernando miraba aparecer el rostro de la muchacha que tanto quería, sobre el mármol, y aquello le resultaba, en aquel extraño momento, sumamente natural. Quizás estaba viviendo un ensueño. Quizás estaba loco. Quizás el desconocido era un bribón que lo había visto con Lucía por la Cashba. Pero lo que este granuja no podía saber era que él pensaba en aquel momento matar a Lucía.

El árabe prosiguió:

-Usted estaba sentado en el sillón de terciopelo verde mientras que ella le decía: "Tenemos que separarnos. Terminar esto. No podemos continuar así". Ella le dijo esto y usted no respondió una palabra. ¿Es cierto o no es cierto que ella le dijo eso?

Fernando asintió, mecanizado, con la cabeza. El árabe sacó del bolsillo una petaca, extrajo un cigarrillo, y dijo:

-Usted y Lucía se odian desde la otra vida.

-...

-Ustedes se vienen odiando a través de una infinita serie de reencarnaciones.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Poema de Despedida

Te digo adiós y acaso te quiero todavía.
Quizá no ha de olvidarte pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... No sé si te amé poco.
Pero si sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso con esta despedida
mi más hermoso sueño muere dentro de mi...
Pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.

Jose Ángel Buesa

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 19

Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas,
el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas,
hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos
y tu boca que tiene la sonrisa del agua.
Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras
de la negra melena, cuando estiras los brazos.
Tú juegas con el sol como con un estero
y él te deja en los ojos dos oscuros remansos.
Niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca.
Todo de ti me aleja, como del mediodía.
Eres la delirante juventud de la abeja,
la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.
Mi corazón sombrío te busca, sin embargo,
y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.
Mariposa morena dulce y definitiva,
como el trigal y el sol, la amapola y el agua.

Pablo Neruda

Viente poemas de amor y una canción desesperada. Poema 18

Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.
Se descine la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas estrellas.
O la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma esta húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.
Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.
Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.
Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llega y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.
Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento,
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.

Pablo Neruda

Te amaré por SIEMPRE...

No interesa lo difícil que sea intentar sacarte de mi mente, no interesa siquiera que lo único que importe es que en sus ojos se que no encontraré la razón de vida que encontraba en los tuyos, ya no interesa que contigo fue el único con quien disfrute sin silencios incómodos, ni palabras estancadas en la mente, de un amanecer al desnudo, ya que finalmente todo eso quedo en el pasado, y aunque mi corazón quiera volver, mi orgullo ya no ponga peros para el perdón, mis noches de locura se hayan incrementado dejando un hueco cada vez más profundo en la cama donde me entrego a desconocidos buscando en sus ojos lo que en los tuyos era tan fácil de encontrar, y aunque prendiendo un cigarrillo en mi sala sienta que tu ausencia ha sido peor que la hambruna mundial, la abstinencia de heroína, las masacres más crueles, y que sencillamente eso no me interese, sé que ya no puedo volver, esa es la palabra, poder, pues tu ya no estás, ni aquí ni allá, ni conmigo ni con ella, tu existencia se esfumó del planeta, pues el destino decidió separarnos, de la forma más cruel e inesperada, dejando en mi la culpa de no haberte hecho feliz, de haber peleado contigo cada vez que algo no salía de acuerdo a mi planes, y saber que lo que te dí no fue suficiente para mantenerte feliz, sin poder pedirte perdón te has ido para siempre y ahora soy yo quien lleva la cruz de nuestra relación tormentosa, pues ahora en mi vida existe un vacío y una necesidad insaciable de tu piel, de tu aroma, de tus besos y caricias, aquellas que me dabas sin esperar nada a cambio, las que anhelo y ya no tengo; mi casa extraña nuestros juegos al amanecer, y ahora solo quedo yo en ella, en esta soledad, fumando un cigarrillo y escribiendo una carta a alguien que se no la va a leer, pues tu estás allá y yo estoy acá viviendo el vacío de haberte perdido, sabiendo que la muerte haya sido la única solución que encontraste para terminar con tu sufrimiento, ahora pues yo también sin más que desear y siendo carcomida por la culpa y la tristeza te acompañaré y prometo que nunca jamás volveré a hacerte infeliz...
Mi amor no tiene límites y en el camino que decidiste recorrer te seguiré para poder estar junto a ti...hasta pronto amor mío,
Lola

martes, 12 de noviembre de 2013

Te espero

Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas,
lo sé, sé que no vendrás.

Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
sé que ya no estás.

Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor,
pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
pues sé que no vendrás.

No interesa

No interesa lo mucho que nos matemos pensando en el momento en que nos conocimos, no importa que hayamos pasado los mejores momentos de nuestras vidas juntos, no tiene relevancia alguna que tu sin mi y yo sin ti seamos entes existentes y nada mas, ya nada de eso interesa, porque estamos separados; las peleas que tuvieron lugar en tu cama, en mi cocina, en la ducha, en nuestras vidas, son momentos, que sin explicación alguna hicieron nuestra relación más interesante, generando en cada uno de nosotros la adrenalina necesaria para generarnos adicción  y así poder seguir con nuestras vidas siguiendo el mismo patrón, la pelea y la reconciliación...ahora esas cosas que nos unían y nos separaban finalmente acabaron por convertirse en recuerdos, aquellos que me divierten en mis adentros de vez en cuando igual que a ti, porque extrañamente las mismas cosas nos divertían, y esos momentos incómodos en los que nadie tenía idea de como salir, un risotada de ambos bastaba con entender que era el momento preciso para romper el hielo y no dejar que eso arruinara lo que nos unía....

Ya no basta que intentemos encontrar explicación alguna a las tristezas y alegrías, el porque de la situación es completamente irrelevante, porque a pesar de todo lo que ahora intentemos, las horas ya no serán  minutos, ni la lluvia simples lágrimas, ahora todo creció y lo que alguna vez nos unió terminó irritándonos, porque ya no estamos hechos para estar juntos, porque el camino se ha separado en dos, tu vivirás rodeado de tu color y alegría, de tu vida y tu mundo, mientras yo, iré en búsqueda de mi felicidad, en búsqueda de un camino para poder ponerle el color faltante al arcoiris de mi mundo, y donde una sonrisa sea lo único que refleje el espejo de mis ojos, por eso hoy, quería y tenía la necesidad de acordarme de ti, para saber la razón del porque este viaje es definitivo, de porque la espera ha terminado, y finalmente mi sueño se hará realidad.

El final llegó...

Lo supe desde el momento en que te conocí, algo me dijo que por fin llegaría mi momento, aquel en el que me destruiría por completo, donde me perdería en un sentimiento mucho más grande que yo misma, y aún así, a pesar de saber que cuando llegara nuestro final, también llegaría el mio, me lance a amarte, te entregue mis miedos, me desnude ante ti, te amé, fui completamente vulnerable, con la mínima esperanza de que no te fueras, te quedaras conmigo y me amaras, te enamoraras de esta loca, que no puede pensar en nada más sino en ti, desde el momento en que te vi, quise creer que a diferencia de los demás te quedarías a mi lado.

Y que más le puedo pedir a la vida, más que haberte podido querer de la manera en que lo hice, haberte entregado cada pedazo de mi alma rota, para que me ayudaras a recomponerla, haber podido olvidar mis pasadas heridas solo por ti, haber mirado la vida con otros ojos, con la esperanza de poder ser feliz durante un poco más que un triste instante, solo podía haber pedido tal vez que me devolvieras el sentimiento, que me quisieras como yo te quise, que te enamoraras como yo me enamoré, que una parte de ti, se sintiera afortunada de tenerme y que en mis ojos encontraras la luz que te faltaba, pude haber pedido eso, pero ya no puedo dar vuelta atrás, ya lo que pasó, no se puede modificar, ya solo queda el hoy, las lágrimas secas en mi rostro, los recuerdos y otra vez un camino por delante, que me tocara seguir con la fe de encontrar a alguien que valore mi ser.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 17.

Pensando, enredando sombras en la profunda soledad.
Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie.
Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes, enterrando lámparas.
Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba!
Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías, molinero taciturno,
se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad.

Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa.
Pienso, camino largamente, mi vida antes de ti.
Mi vida antes de nadie, mi áspera vida.
El grito frente al mar, entre las piedras,
corriendo libre, loco, en el vaho del mar.
La furia triste, el grito, la soledad del mar.
Desbocado, violento, estirado hacia el cielo.

Tú, mujer, qué eras allí, qué raya, qué varilla
de ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora.
Incendio en el bosque! Arde en cruces azules.
Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz.
Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio.

Y mi alma baila herida de virutas de fuego.
Quién llama? Qué silencio poblado de ecos?
Hora de la nostalgia, hora de la alegría, hora de la soledad.
hora mía entre todas!
Bocina en que el viento pasa cantando.
Tanta pasión de llanto anudada a mi cuerpo.

Sacudida de todas las raíces,
asalto de todas las olas!
Rodaba, alegre, triste, interminable, mi alma.

Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad.
Quién eres tú, quién eres?

Pablo Neruda

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 16.

(Paráfrasis a R. Tagore)

En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces
y viven en tu vida mis infinitos sueños.
La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,
el agrio vino mío es más dulce en tus labios:
oh segadora de mi canción de atardecer,
Cómo te sienten mía mis sueños solitarios!
Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa
de la tarde, y el viento arrastra mi voz viuda.
Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo
estanca como el agua tu mirada nocturna.
En la red de mi música estás presa, amor mío,
y mis redes de música son anchas como el cielo.
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto.
En tus ojos de luto comienza el país del sueño.

Pablo Neruda

martes, 5 de noviembre de 2013

Venganza

No te dejas ni siquiera acariciar. Tampoco me acaricias. No te das, ni recibes. No quieres que te quieran, ni querer. Encorvado como un camarón te abrazas a tí mismo en tu soledad. Yo, a tu lado, en la cama, me reprimo, apretando mis piernas. Quise alcanzarte con amor y no pude. Pero sé que mañana, cuando no esté a tu lado, tus manos abiertas y tu sexo erguido me buscarán ansiosos y te arrepentirás del "te amo" que nunca dijiste.

Carmen Cecilia Suarez

sábado, 2 de noviembre de 2013

Última palabra...

Hola cariño,

Nunca te dije así, pensé en decírtelo al menos una vez, una última vez, después de tanto, mereces que te diga cariño, es una palabra curiosa, casi no se usa, suena hasta raro, pero en medio de todo eso fue lo que más nos unió en nuestros momentos difíciles, ese inmenso cariño que nos tuvimos, esa paciencia, que agotamos mutuamente casi al mismo tiempo. Es bastante complicado resumir todo lo que me gustaría decirte en esto, todavía me siento cursi escribiendo cartas, pero lastimosamente cuando te tengo al frente se me hace un nudo en la garganta de esos que no te dejan respirar, y más ahora, que el corazón también está en la garganta con ganas de gritar, de abrazarte y no dejarte ir. Como explicarte que al dormir siento el vacío de tu abrazo, como explicarte que siento que se me esta desagarrando el alma, es muy complicado no culparme constantemente, es muy difícil dejarlo ir todo, como si fuera una experiencia más, no puedo hacerlo. Gracias a ti por fin puedo decir por primera vez que  tuve un año magnifico, desde las peleas, hasta cuando nos quedábamos sin plata en pleno centro de la ciudad a las dos de la mañana, son cosas y momentos irrepetibles, son pequeños detalles que hacen que sea muy difícil tenerte rencor y odiarte por dejarme sola conmigo misma.

Pero han sido tantas vainas que ya pelear no quiero, me gustaría poder cerrar y abrir los ojos en el corral comiendo malteada con brownie de arequipe, cuando teníamos el susto y me dijiste tantas cosas bonitas, y que esas lágrimas sean estas mismas, y lloré de alegría y gozo porque alguien por fin había encontrado en mi algo bonito, algo que querer. No tiene precio ni esa felicidad ni este dolor. Me sentía tan afortunada, saber que estaba en una parte importante de tu corazón, que querías estar conmigo y con nadie mas; después de eso y recordar esos detalles duele abrir los ojos enjugados en la lagrimas, sabiendo que ya no ocupo ese lugar, que se te esfumo las ganas de seguir con esta relación, y saber que sientes que nada de esto valía la pena, que luchar mas ya no importaba, nadie dijo que nos íbamos a casar, pero mientras pudiéramos hacernos compañía y apoyarnos mutuamente, de algo servía; finalmente eso fue lo que hicimos, acompañarnos. Entiendo que huyes de mi, entiendo este dolor, lo que no entiendo es porque me retuviste cuando tenia que irme, si venias pensando en esta ruptura tanto tiempo, ahí estaba tu excusa perfecta, pero en vez de eso, me lloraste y me dijiste más cosas, que sabías me iban hacer quedarme.