martes, 5 de noviembre de 2013

Venganza

No te dejas ni siquiera acariciar. Tampoco me acaricias. No te das, ni recibes. No quieres que te quieran, ni querer. Encorvado como un camarón te abrazas a tí mismo en tu soledad. Yo, a tu lado, en la cama, me reprimo, apretando mis piernas. Quise alcanzarte con amor y no pude. Pero sé que mañana, cuando no esté a tu lado, tus manos abiertas y tu sexo erguido me buscarán ansiosos y te arrepentirás del "te amo" que nunca dijiste.

Carmen Cecilia Suarez

No hay comentarios:

Publicar un comentario