miércoles, 11 de diciembre de 2013

A love story...Last teardrop.

Eramos tan parecidos y tan diferentes, el con esa necesidad de tranquilidad constante, yo con la necesidad de emoción constante; una relación pacifica y pasiva no es lo mio, una montaña rusa no era lo suyo. Vivíamos en discusión, lo que nos unió al principio terminó irritándonos mutuamente, al final solo se escucharon gritos, se divisaron lágrimas y en medio del bullicio, un sollozo, a pesar de haberlo deseado, al escuchar su decisión final, mi alma se convirtió en ruinas y me destrozó, me mató o eso creyó el, y yo también así lo creí, pues no veía aún la salida, creía que la agonía me duraría toda la vida, que realmente podría morirme, solo quería cerrar los ojos y no volver a despertar, a menos que lo tuviera a mi lado.

Fueron noches enteras llorando, no lo escondo, porque estoy orgullosa de quien soy, sé que amo con locura, sé que entregó todo cuando deposito mi confianza, así soy yo, la experiencia me transformará con el tiempo, pero en ese momento, solo quería desvanecer, ni siquiera tenía apetito, y eso en mi, es realmente raro, creía que eso era todo, que no había mas historia de ahí en adelante. Seguimos hablando durante semanas, el era frío y ya no le importaba mi existencia (como si alguna vez le hubiera importado), pues ahora contando la historia, me doy cuenta que era lo lógico, el no quería más mi presencia en su vida.


Aún así me aferraba a ese amor, no quería dejarlo ir, excusando su determinación en cuestión de orgullo, quizás estaba confundido; aún con lágrimas en los ojos lo buscaba, esperando que el sintiera lo mismo que yo sentía, un vacío que no se llenaba con nada, pero lo sentía distante, era un total desconocido, ya su vida no me pertenecía, como antes lo sentí, y así tristemente me fui alejando. Fueron pasando los días, no puedo decir que lo olvidé en un abrir y cerrar de ojos, nos encontramos un par de veces y todavía mi alma lloraba su partida, estuvimos juntos de cuerpo por una última vez, fue como revolver recuerdos, pretender que aún nos queríamos, que aún seguíamos juntos, a la mañana siguiente volvió su ausencia a atormentarme, pero esa noche nunca la olvidaré, pues si fue verdad o fue mentira, ya no importa, solo sé que por última y única vez lo sentí mio y de nadie más.

Todavía queda una parte de mi, quizás muy pequeña que protege la llama del cariño que le tuve o le tengo, no permite que se apague, pero la mayor parte sabe que ya no hay manera de volver atrás, lo hecho hecho está, y Dios, el destino, la vida, como deseen llamarlo, nos separó, le puso en el camino a otra persona, o quizás le quitó a él la venda de los ojos para que reflexionara, tal vez por miedo, no se, por alguna razón, el tomó esa decisión que destrozó todo lo bonito que yo conocía del mundo, me apagó la luz, me dejo a ciegas sin saber hacia donde caminar. Después de la salida del actor del escenario, cuando dejó de ser el hombre a quien yo idolatraba, pude ver sus defectos, sus cicatrices, su pasado y sus miedos, fue allí quizás, cuando la venda se calló, no lo odio, no lo detesto, le estoy agradecida por todo, y a todo, me refiero a las noches, a las lágrimas, a las risas, a su simple pero necesaria presencia en mi vida; quizás nunca lo deje de querer, quizás esa parte de mi nunca se rinda, pero al menos ya no le espero.

Solo necesité de una palabra suya para callarme, no volver más a su vida, y empezar de una manera u otra, a sanar heridas, a cerrar capítulos en mi vida, como nunca lo había hecho, y en medio de las ruinas, atrapada entre recuerdos, entre lugares, entre sentimientos, la luz apareció, solo necesité un pequeño rayo de luz para empezar a cavar en medio de la memoria del corazón la salida de ese laberinto (otra historia vendrá con esa luz). Y ahí entre las ruinas de mi pasado, otro amor habrá quedado, entre fotos olvidadas y memorias incrustadas en mi corazón, yace aquel primer verdadero amor que esta ingenua pero fuerte mujer conoció, sin más que contarles me limito a recordarles, que quien no conoce el amor, no podrá jamás decir, que la vida es color rosa.

Lola

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