sábado, 1 de marzo de 2014

Donde quiera que esté mi pensamiento va con el

No he podido dejar de intentar encontrar las razones por las cuales las cosas salieron de la manera en que salieron. Sigo levantándome en la mañana con ese sin sabor en la boca, de sentir que no hice todo lo que pude. Se me escapo entre lo dedos su presencia en mi vida. Aún me replanteo la posibilidad de volverlo a ver, no como la primera vez, sino como ahora es nuestro presente, después de tantas cosas. En medio de todo el alboroto de mis confusiones, recuerdo en pequeños lapsos nuestros momentos, que a veces parecen fantasías, una parte de mi no puede convencerse que yo haya pasado tanto tiempo con alguien, y que realmente haya sentido tanto por alguien. Fue tan efímero en mis recuerdos, que puedo repasar la historia en menos de 5 segundos en mi cabeza, y puedo ponerle el final que yo quiera, como mi cuento de hadas preferido.
Yo se que nunca me hubiera cansado, sé que aunque hubieran pasado mil cosas más, hubiera luchado por estar a su lado, por apoyarlo, por sentir su compañía en la noche. Pero una cosa es bien cierta, nunca voy a obligar a nadie a estar a mi lado....
Aunque ya no lloro, y no me lamento, es en lo único que pienso en cada momento, es mi fiel compañía, su recuerdo me persigue, me acompaña, me aferro a el para no dejarlo en el pasado. Me parece imposible que aquel ser humano que era tanto en mi vida, se convierta en solo un extraño; no puedo concebir que llegue a mi vida alguien más importante que el, es como olvidar ese pasado que tanto me ha marcado. El se fue y eso lo entiendo, no pretendo que vuelva, pero aún, por alguna extraña y maldita razón no he podido aceptar el hecho de que ya nunca más lo volveré a ver.

Lola

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