martes, 29 de abril de 2014

8 de Marzo de 1960

Si pudiera tomar nota de mí misma todos los días sería una manera de no perderme, de enlazarme, porque es indudable que me huyo, no me escucho, me odio y si pudiera divorciar¬me de mí no lo dudaría y me iría.
El más grande misterio de mi vida es éste: ¿por qué no me suicido? En vano alegar mi pereza, mi miedo, mi olvido (se olvida de suicidarse). Tal vez por eso siento, de noche, cada noche, que me he olvidado de hacer algo, sin darme bien cuenta de qué. Cada noche me olvido de suicidarme.
Y ahora es de día y cómo voy a matarme si tengo que ir a la oficina y pensar en tantas cosas que me son ajenas como si yo fuera un perro. Hablando de perros nadie más canina que yo en las reuniones sociales. Ayer por ejemplo en lo de F. Cuando se hablaba de América y de los orígenes y de tantas curiosidades metafísicas y antropológicas... Pero yo estaba ferozmente contenta pues me di cuenta que tampoco ellos sabían nada y tal vez ahora sí se me va a ir mi hábito infantil de creer que los otros saben sobre la muerte y sobre tantas cosas que a mí sólo me dan terror y asombro.

Alejandra Pizarnik

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